22 de abril de 2008

Divagar en tu enfaldo quisiera

(Encontré este texto en un cuaderno amarillento de hace bastante tiempo, definitivamente, no sabía hilvanar las ideas, jajaja)
No sé por qué lo hiciste, superaste desligarte de mi, y me enseñaste a superar el impacto de entrar al mundo; llenaste tus pechos a costa de tus huesos y nutriste mi alma con tu credo, golpeaste mi supremacía con argumentos y con palmazos, ni siquiera podría hablar de la razón de tu incondicionalidad, porque no tiene sentido.

No entiendo por qué lo hiciste, estabas cuando calificaba a las mujeres entre simpáticas y extrañas, crecí para que fueran viejas y jóvenes, me volví adolescente y serían creyentes, prostitutas y tú; y ahora, sola en un pedestal y bajo tus pies, una ronda de mujeres bellas de cuerpo pero con muy discutible comparación quedarán para impulsarme por el tobogán de la vida, ¿qué se supone que es esto?.

No conozco la razón de porqué llevo tu lastre y acarreo tus trancas, sin contar con el estigma de tu lenguaje... uf! tu lenguaje, mas allá que el idioma, porque cultivaste aún más las comas que el estómago, y a mi, antes que tu libidinosidad.

Quiero abrazarte, dormir en tu enfaldo, tus manos en mi cara y tu apoyo en mi tristeza, tu olor en mis pulmones, tus golpes en mis muslos, tu piel en mi cara y tu boca en mi frente.

Asi… divagando como drogadicto, daría mis pulmones por verte danzar de nuevo, mi pecho por verte caminar y mi vida por ver el color blanco de tu cara con una gran sonrisa.

Sentado escribiendo, una niña drogada en el diario para dormir y Bach musicalizando, ¿que pasó con la infancia que tenía? ¿fui el único que tuvo esa suerte?, recuerdo a Delgadina y aún me parece ver los ojos del culebrón, al ratón Pérez cayendo en la olla y los ojos iluminados del lobo, cayendo baba de sus fauces, ideando la trampa para tener a la niña de la cubierta roja, ¿a caso no puedes hacer dormir a esa niña?, ¿a caso eres humana? no puede ser.

Emm... no tengo ingenio porque no salen las palabras para explicártelo, pero bueno, eso… solo quería decir que te amo sin el karma de Edipo y con un gran talón de Aquiles,
"Entiendo que no entiendas",
Yo ya soy grande; aunque para los de tu clase, los de la mía, siempre seremos niños.

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