24 de diciembre de 2008

Esa sustancia dispersa...(Feliz Navidad)

Hoy la vida se presenta de una forma extraña, sentí durante el día una suave melancolía, pero en el sentido mas romántico de la palabra; en el patio están aún los parásitos hambrientos que dejó mi perra muerta y que atacan como pirañas al que se acerque, pero supongo que no es más que una metáfora de mi vida, aunque la mascarilla, la cipermetrina, los guantes, el olor penetrante y la batalla que tengo que darle a las lentejas chupasangre son más que reales.

Pero ahora me toca cruzar la calle, lo único que me alegra es ese dulce aroma de la fábrica de pan de pascua; ese olor me llena los pulmones de aire y me hace olvidar el tiempo de espera que tiene el semáforo de tres tiempos para encender la luz verde y, de una ruin manera profana, me hace olvidar el nacimiento y el estado reflexivo que tienen estas fechas; es que ese olor me hipnotiza más que las luces de la casa de enfrente que parece que se estuviera incendiando con tanto brillo, más que la muñeca pelona y diabólica que mueve los brazos y dice "mami te quiero" y más aún que la mezcla de cientos de perfumes que llevan las mujeres en los brazos al pasar por una multitienda..; "¡¡pero si los vehículos pasan velozmente solo para servirme, para transportar ese aroma hasta mi!!".

Si me detuviera ahora, junto a mi expresión estarían dibujadas: unas cejas levantadas y un cuello erguido; para hacer la postal mas ridícula: mi voz entonaría un sonido idéntico al mugido de una vaca.

Casi tropiezo con la cuneta de enfrente, se me olvida que voy caminando, es que todo el resto de mis sentidos, fueron debilitados por el olfato que se portó de pésima forma mientras cruzaba la calle: succionó toda mi fuerza, tal como las lentejas chupasangre.

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