1 de septiembre de 2008

¿Cueca? Seráp, que más da…

Con el Transantiago tengo suficiente esquivando la naturaleza frontal de las Androides que de seguro ya no recuerdan ni como es la huella que les dejó el cordón umbilical, o las ginecoides que son peores, porque si llego a tocarlas chillan buscando a los guardias que de seguro me retendrían para acusarme de acoso, al final es como resolver uno de esos laberintos en los que si tocas uno de los bordes, simplemente, pierdes. Con todo, sigo buscando la masa pero ahora en una fonda dieciochera, aunque como siempre siendo el elemento entrópico del sistema, soy de los pocos giles que bailan cueca y mas bien por descarte que por gusto, luego de parecer el relleno de un muñeco de espuma, ese que meten a presión para que se vea gordito el peluche, termino en la pista pero para rellenar el local, todos apretados y lubricados con sudor para poder desplazarse a buscar alcohol o simplemente salir.


Suena cumbia, regaeton, merengue, corridos mejicanos y aún estoy tratando de moverme (bailar) con arritmia dentro de la nube de humo de cigarro; finalmente, el cargo de consciencia de los dueños les hace tocar el tres cuartos (6/8 diría yo) con un acordeón, la clásica cueca arribista con tono gangoso para que suene mas chora, instrumentos importados y huasos de ponchos multicolores que de seguro, nunca han visto un arado.

Pero la pista se convierte en un desierto, de pronto con mi novia somos los únicos que quedamos en el centro, así que hay que lucirse un poco, lo terrible es que la secuencia es demasiado repetida a la primera ronda ya estoy medio acalambrado, y obviamente sin espuelas no pienso hacer el ridículo de zapatear el “dos dos” así que los dos minutos de fama terminan por cansancio y con cara de “al menos alguien le hizo empeño”.

Creo que prefiero el verano pleno, en que la música “techno” hace que entren en contacto las neuronas muertas por los cuadernos, las memorias de cálculo y la interminable jornada frente al pc, es que al menos los movimientos de este ritmo al bailar son verticales y si logro ver algo, solo será una rubia voluptuosa con el pelo del color del charqui de caballo que casi se golpea el mentón con sus cualidades que estiran y contraen sus ligamentos suspensorios.

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